Como todos los hoteles de la ciudad estaban llenos, la Universidad Libre de Bruselas me alojó en la casa particular de una pareja belga, Danielle y Michel Wajs-Waks, y debo a esa circunstancia una de las experiencias más estimulantes que he tenido: haber visto de cerca, y poco menos que olido y tocado, la manera como la cultura en general, y la filosofía en particular, pueden enriquecer y embellecer la vida de las gentes comunes y corrientes.